viernes, 11 de febrero de 2011

El Huevo de la Serpiente: Democracia vrs República

Ultimamente los blogs y editorialistas libertarios han manejado que hay una distinción entre "democracia" y "república", siendo la primera "perniciosa" para "los derechos individuales", siendo la solución "valores republicanos" como leyes abstractas y generales e igualdad ante la ley. Jorge Jacobs por ejemplo termina su artículo de ayer 10 de febrero con la ya gastada consigna a favor de ProReforma por lo que ya se puede ver qué clase de "república" tienen en mente.

Por otra parte, hay que reconocer un patrón en nuestros nunca bien ponderados libertarios: cada cierto tiempo actualizan su discurso de manera simultánea. Así, por ejemplo, un tiempo fue moda que se hablara de la ley de ventajas comparativas de Olin, o bien de la Escuela de la Opción Pública de Buchanan, de la Ley subjetiva del valor o marginalista y ahora la dicotomía democracia-república. Pareciera que la UFM organiza seminarios en masa para que todos empiecen a hablar de lo mismo al mismo tiempo, hasta que la nueva moda se imponga... ¿cuál será la proxima?¿Análisis económico del derecho, chattered cities...?

Censura Libertaria.

En este espacio se recibe, con frecuencia, la visita del lector Carlos Fajardo. Y con la misma frecuencia que el visita Carpe Diem, se le publican sus comentarios. Esto es a pesar de que, en ellos, el visitante acude generalmente a prácticas que en el boxeo equivalen a los golpes bajos. En ese sentido, Fajardo abusa de la hospitalidad que recibe en este espacio.

Para muestra, un botón: el más reciente de aquellos golpes bajos es el que usó cuando comentó la entrada que se titula Pacto político, atol con el dedo y el emperador desnudo. En ella, al criticar la distinción que hay entre democracia y república, Fajardo quiere hacer creer, a los lectores, que dicha distinción es un huevo de serpiente y que quienes distinguimos entre ambos no nos atrevemos a definir.

Fajardo, también, acude múltiples tipos de falacias -generalmente ad hominem- para descalificar lo que no puede desvirtuar con argumentos válidos.

Lo de que quienes distinguimos entre democracia y república no nos atrevemos a definir ambos términos es mentira; fácilmente evidenciada por el hecho de que Aristóteles hizo la distinción en La República; y los liberales más modernos, como Alexis de Tocqueville, en La democracia en América, también hicieron la distinción. Autores del siglo XX, como Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek también han escrito sobre el asunto. Y, por cierto, no estoy de acuerdo con el segundo en sus ideas sobre la democracia. Pero eso es otro par de zapatos.

En términos contemporáneos, autores como Edward Cline, Walter Williams, Glenn Woiceshyn, Alexander Marriott, Amit Ghate, Allen Forkum, Jessica Nappi y Carter Laren, entre otros, han abundado en el tema. Hace pocas semanas Marta Yolanda Díaz-Durán y Warren Orbaugh, en Todo a pulmón, hicieron un programa completo al respecto.

¿De dónde saca Fajardo que los liberales no definimos las diferencias entre democracia y república? ¿Por qué trata de engañar a los lectores? ¿Por qué?

Hasta ahora le he tenido paciencia a Fajardo y he publicado su retórica; pero cuesta tenerle paciencia. Verán los lectores: Carpe Diem es un espacio privado de uso público. Respeto la libertad de expresión de Fajardo y de todos, pero me pregunto: ¿estoy moralmente obligado a prestar mi espacio para que él, o cualquier otro lector, use falacias y distorsione la realidad con quién sabe qué propósitos? Y la respuesta es que no. No.

Respeto la libertad de expresión de Fajardo y de cualquiera otro; pero -como corresponde- ejercida en su propio espacio, con sus propios recursos, y con su propio tiempo. Invito a Fajardo, por ejemplo, a que establezca un blog propio y que desde ahí, con toda libertad, se exprese cuanto quiera y como quiera y contribuya al diálogo como pueda. Nunca me atrevería a negarle su derecho a la libre expresión en su espacio y con sus recursos; pero puedo reservarme el derecho a negarle el uso de mi espacio y de mis recursos.

Verán los lectores: un derecho se basa en un pacto voluntario y su ejercicio implica las obligaciónes de no dañar a otros, ni infringir cargas a nadie con él. De esa cuenta, en Carpe Diem no me siento obligado a cargar con falacias repetidas, repetidas y repetidas. Ni a patrocinarlas.

Cuando en una sociedad unos se atribuyen derechos, a costa de obligar a otros, esa sociedad vive bajo un doble estándar moral que mina la cooperación social pacífica que es el cimiento de la mismísima sociedad. No estoy, ni puedo estar, obligado a prestarle mi espacio y mis recursos a la repetición de falacias que tergiversan los principios y los valores que aprecio.

¡Bienvenido el diálogo!; pero, por favor, sin falacias y sin distorsiones retóricas deliberadas y repetitivas.

...

De esta manera Luis Figueroa me veda mi participación en el blog "carpe diem"; enarbola su derecho de dueño del blog para no publicar mis opiniones; si esto pasa con un periodista "amante de la libertad" ¿qué harán los dueños de periódicos, televisoras y radios "amantes de la libertad" que no comulgan con los gobiernos que no son de su agrado?