Lenin decía en su ensayo "¿Quienes son los enemigos del pueblo y como luchan contra los socialdemócratas?"
"Del mismo modo, tampoco la idea de la necesidad histórica menoscaba en nada el papel del individuo en la historia: Toda la historia se compone precisamente de acciones de individuos que son indudablemente personalidades. La cuestión real que surge al valorar la actuación social del individuo consiste en saber en qué condiciones se asegura el éxito a esta actuación”
Y nuestro compañero Gaspar era una personalidad. Grande o pequeña, su contribución a la Revolución se iguala a la de aquel Guerrillero Heroico en la Higuera, al soldado francés en Valmy, al comunero de 1871, al Guardia Rojo en el Palacio de Invierno, el miliciano en Diem Bien Phu, en el Tet, en Saigon, al de Los Días de La Selva y El Trueno de la Ciudad (gracias Mario Payeras) y y tantos otros.
La Historia, esa espiral, esta hecha de pequeños héroes, sin los cuales simplemente La Marcha Histórica no podría avanzar ni siquiera un minuto.
Ya lo dijo el poeta vasco Celaya
"Porque no fueron los nombres que se nombran los que forjaron nuestra patria..."
...
Tu libertad es instinto. Tus verdades son sencillas:
al pan, pan, y al vino, vino,
y a cada cual lo debido:
lo que le cumple por hombre con un único camino.
Sancho-firme, Sancho-obrero,
ajustador, carpintero, labrador, electricista,
Sancho sin nombre y con manos de constructor, y un oficio,
viejo y nuevo, vida al día.
Quiero darte la confianza que pretendieron robarte.
Quiero decirte quién eres.
Quiero mostrarte a ti mismo tal como tú fuiste siempre,
Sancho-humilde, Sancho-fuerte.
En ti pongo mi esperanza
porque no fueron los hombres que se nombran los que hicieron
más acá de toda Historia —polvo y paja— nuestra patria,
sino tú como si nada.
Sancho-tierra, Sancho-santo, Sancho-pueblo,
tomo tu pulso constante,
miro tus ojos que brillan aún después de los desastres.
Tú eres quien es. ¡Adelante!
al pan, pan, y al vino, vino,
y a cada cual lo debido:
lo que le cumple por hombre con un único camino.
Sancho-firme, Sancho-obrero,
ajustador, carpintero, labrador, electricista,
Sancho sin nombre y con manos de constructor, y un oficio,
viejo y nuevo, vida al día.
Quiero darte la confianza que pretendieron robarte.
Quiero decirte quién eres.
Quiero mostrarte a ti mismo tal como tú fuiste siempre,
Sancho-humilde, Sancho-fuerte.
En ti pongo mi esperanza
porque no fueron los hombres que se nombran los que hicieron
más acá de toda Historia —polvo y paja— nuestra patria,
sino tú como si nada.
Sancho-tierra, Sancho-santo, Sancho-pueblo,
tomo tu pulso constante,
miro tus ojos que brillan aún después de los desastres.
Tú eres quien es. ¡Adelante!
CELAYA, GABRIEL